La concientización es, sin dudas, la base para la inclusión social. En este sentido la Accesibilidad, temática que fue central para la Organización Mundial del Turismo (OMT) durante el año 2016, se volvió actualmente uno de los mayores desafíos para el sector. Sin embargo, el convertir a las prestaciones turísticas en más “amigables” en cuanto a lo arquitectónico, comunicativo y social, es un camino de mejora continua.
Frente a este contexto surge la necesidad de la capacitación tanto al personal de los establecimientos hoteleros como a los prestadores de servicios turísticos. Es a esto, justamente, a lo que apuntan Iván Ravlic, del Ministerio de Turismo de la Nación (MinTur) y Rodrigo Erdozain, del Servicio Nacional de Rehabilitación (SNR), quienes arribaron a Tucumán invitados por el Departamento de Capacitación del Ente Tucumán Turismo, a cargo de Ana Laura Vásquez. Ambos son capacitadores en el Programa Directrices de Accesibilidad y brindan talleres de concientización y formación en esta materia.
El equipo del organismo conducido por Sebastian Giobellina participa de estos programas y permanentemente realiza talleres de mejora en la calidad de los servicios. Vásquez señala que brindarle a la Accesibilidad la importancia que se merece habla muy bien de la actividad turística: “Debemos entender que aquellas personas con capacidades diferentes tienen derecho a hacer turismo libremente y acceder a estos servicios y a nuevos destinos para vacacionar. Si bien es un trabajo que lleva tiempo, si empezamos de a poco podemos lograr muchos cambios. Más allá de un beneficio turístico, se trata de un beneficio social para todos”. Además, asegura que con un recurso humano capacitado, las barreras existentes empiezan a desaparecer. “Lo importante es eliminar estos obstáculos sociales”.
Por otro lado, enfatiza que si bien suele pensarse solo en personas con capacidades diferentes, no hay que olvidar el beneficio que ofrece a personas con limitaciones propias de la edad o transitorias. “Todos llegaremos en algún momento a la tercera edad que también se define como una limitación. La persona que posee una lesión temporal, la que está en silla de ruedas, la no-vidente o la que posee problemas de audición, todas se verán beneficiadas. Socialmente necesitamos concientizarnos sobre esta temática”.
Sobre el programa, Iván Ravlic explica que “este tiene distintas etapas en las cuales los prestadores adheridos participan de talleres, los visitamos en sus establecimientos para realizar un diagnóstico de sus necesidades puntuales, marcamos pautas de mejora en sus servicios de Accesibilidad y luego de unos meses regresamos para ver si pusieron en práctica lo aprendido”, y agrega que aquellos establecimientos que logran cumplir con el estándar del programa acceden a una distinción en Calidad Turística.
Los talleres se brindan de acuerdo a cuatro ejes centrales: la arquitectura, la comunicación, la seguridad y la capacitación al personal. “Siempre buscamos que, como mínimo, la parte arquitectónica o edilicia esté resuelta. Es decir, que las personas puedan circular con la mayor autonomía posible sin requerir de asistencia. De ahí en más y dependiendo del tipo de servicio prestado, se suelen solicitar mayores exigencias como por ejemplo que un museo deba contar con recursos táctiles o personal capacitado para entender el lenguaje de señas para que una muestra sea accesible para todos”, detalla el capacitador del MinTur.
Sobre cómo encuentra a los servicios de Accesibilidad en la actualidad, puntualiza que siempre se trata de ir por más. “Hay prestadores con buenas intenciones que han realizado adaptaciones iniciales en sus establecimientos. Lo que hace falta es enmarcarlas y corregirlas para que se puedan utilizar con mayor autonomía. El detalle primordial es saber ponerse en el lugar de una persona con capacidades diferentes”.
Según Erdozain, del SNR, el principal objetivo es que los prestadores tomen conciencia de que deben adaptar sus instalaciones a personas con capacidades diferentes. “Les mostramos los pros y los contras que tiene sumarse a estas implementaciones, aunque en general son más los pros”, comenta y agrega que ya tienen pensado regresar a Tucumán para visitar a los prestadores del club de parapentistas Loma Bola, que se mostraron muy interesados en el programa.
“Gracias a la capacitación, tenemos una formación más global en inclusión social”
El hotel Bicentenario es un caso de aplicación del programa de Accesibilidad en un establecimiento hotelero de la capital tucumana. Su gerente, Isabel Córdoba, expresa que haber tomado estas capacitaciones fue acertado y ayudó al personal en el trato y atención a las personas con capacidades diferentes. “Tenemos una formación más global en inclusión social”, afirma.
En su caso particular, las capacitaciones brindadas se vieron reflejadas en la instalación de una habitación para este uso concreto.
Detalla que, entre las modificaciones realizadas, debieron agrandar el marco de la puerta para que pueda ingresar una silla de ruedas convencional, se quitó la bañera de la habitación para adaptarla con barandas y sillas de apoyo, se adaptó el inodoro con barrales y se puso timbres de llamado de emergencia en toda la habitación. Por otro lado, destaca que decidieron utilizar la habitación más amplia para permitir mayor movilidad a una persona en silla de ruedas. “Estamos contentos con el resultado porque no es una habitación invasiva o agresiva, sino que está muy bien lograda para los objetivos que debe cumplir. Aconsejo a todos los establecimiento tener una”.
Coincide con Vásquez al afirmar que, sin bien en un principio creía que esta habitación estaba pensada para el uso específico de personas con capacidades diferentes, esta no es la única utilidad posible. “Muchas de las personas mayores que vienen al hotel, reciben el ofrecimiento de esta habitación porque les resulta más cómoda en caso de poseer movilidad reducida o alguna lesión temporal”, cierra.